La presencia de mujeres en espacios de representación y toma de decisiones en la próxima administración es histórica en México. La composición del poder Legislativo será el más equitativo que hemos visto, ya que tanto la Cámara de Diputados como el Senado estarán integrados en casi 50 % por mujeres. Y en el Poder Ejecutivo hay más mujeres que forman parte del gabinete. Pero al mismo tiempo, vemos con preocupación que, en el Proyecto de Nación 2018-2024 –la base programática del próximo gobierno–, no se proponen acciones explícitas dirigidas para la atención de las mexicanas en el ámbito de la salud. Esta preocupación de Fundar se suma a la expresada por otras organizaciones feministas como GIRE, el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, IPAS México y Equis Justicia que han señalado la importancia de incluir a las mujeres en la agenda pública para avanzar su participación en todos los ámbitos.
En Fundar llevamos 13 años analizando e investigando las políticas de salud para erradicar la mortalidad materna. Y hemos constatado que el Estado mexicano ha fallado. En 2015, la Razón de Muerte Materna en nuestro país era de 38 mujeres muertas por cada cien mil nacidos vivos, mientras que en Polonia era de 4 mujeres. Al interior del país es aún peor, pues las condiciones de pobreza se traducen en malas condiciones para el acceso a la salud. Así, en estados como Chiapas, la Razón de Muerte Materna es de 80, muy superior de la media nacional.
El Proyecto de Nación de AMLO recoge diagnósticos; sin embargo, no hay ninguna propuesta concreta que describa cómo planean abatir la mala situación de acceso a la salud de las mujeres. Por ejemplo, el Proyecto recoge la preocupación del aumento del embarazo entre adolescentes por falta de eficacia de las políticas de prevención, y también insiste en la baja detección oportuna del cáncer de mama. Pero en las líneas de acción no existe una sola pauta concreta sobre cómo se atenderán estos problemas.
El análisis que en Fundar realizamos al diseño del Programa de Salud Materna 2013-2015, encontramos un planteamiento muy general de la población objetivo, es decir, sin que se reconozcan las cualidades específicas de las mujeres. En el tema de la mortalidad materna, tampoco hace referencia a los distintos elementos sociales como la pobreza, el género o la discriminación de las instituciones de salud pública, que explican la desigualdad persistente en la atención diferenciada que se brinda a las mujeres.
Sabemos que los casos de muerte materna ocurren en regiones pobres, con altos índices de rezago social, y en hospitales con infraestructura precaria. No sólo eso, también hemos constatado que es ahí donde persisten formas de maltrato hacia las mujeres, ya sea por falta de traductores en el caso de mujeres indígenas o con discapacidad auditiva, o bien de condicionar o negar la atención por anteponer estereotipos de género, por ejemplo.
Es fundamental que las políticas en salud visibilicen a las mujeres en todas sus diversidades y sus distintas necesidades. Para ello, el próximo gobierno debe abrir espacios de participación en los que las mujeres aporten desde su experiencia como usuarias, en el diseño de esta política. Pero también se requiere que el gobierno entrante incluya en el Programa Sectorial de Salud, líneas de acción concretas para garantizar la salud de las mujeres, y de manera específica la salud materna.
Esta es la oportunidad en que garantizar la vida y la salud de las mujeres no sea letra muerta.
1.- Fundar. Evaluación de Diseño del Programa de Acción Específico sobre Salud Materna y Perinatal, a publicarse a inicios de octubre de 2018.